A los niños les gusta mucho visitar el cuarto de mamá y papá y quedarse allí a dormir. Poco a poco, esto puede convertirse en una costumbre y ya no hay quién les saque de allí; todas las noches tiene alguna excusa para hacerse un huequecito entre ellos.
Por un lado, esto tiene ventajas, ya que el niño se siente más seguro, duerme mejor y, por lo tanto, los padres no tendrán que acudir a sus llamadas nocturnas. Pero, por otro lado tiene inconvenientes, la falta de espacio, falta de intimidad… Además, si tiene hermanos, éstos querrán hacer lo mismo.
Por ello, hoy os queremos dar unas recomendaciones para quitarle la costumbre de dormir en vuestra cama:
A) Si lo hace por miedo
A partir de los dos años de edad es común que los niños tengan pesadillas, también surge el miedo a la oscuridad. Todo esto hace que crezca el temor a dormir solo y que las visitas a la cama de los papás aumenten. No pasa nada por dejarle meterse en vuestra cama en estas ocasiones; así le demostráis que entendéis cómo se siente; pero si se convierte en algo frecuente, la mejor opción es buscar otras soluciones para que no termine convirtiéndose en una necesidad. Por ejemplo:
– Podéis dejar la puerta de su habitación entreabierta y una luz tenue en el pasillo que alumbre su cuarto de forma indirecta. También es buena idea comprarle una lamparita que venden para estas ocasiones, o dejar la persiana a la mitad; de este modo si abre los ojos en mitad de la noche verá que sigue en su habitación.
– Si el niño se despierta angustiado, la mejor opción es acudir a su lado y acompañarle hasta que se tranquilice. Seguir un rutina a la hora de acostarse, como leer un cuento, puede ayudarle a dormir más relajado.
B) Si lo hace por costumbre
Si el problema es que vuestro pequeño está acostumbrado desde hace tiempo a dormir con vosotros, pedirle que duerma en su cuarto de un día para otro no servirá, tendréis que darle alguna motivación. Por ejemplo:
– Debéis explicarle que como ya es mayor dormirá mucho más a gusto en su propia cama y tendrá más espacio.
– Podrá decorarla a su gusto: puede acompañarte para elegir sus sábanas, el edredón…
– Tendrá permiso para hacer cosas que en vuestra cama no está permitido: leer un poco antes de apagar la luz o meter algún juguete entre las sábanas…
Si esto no funciona y se sigue levantando, podéis proponerle un trato. Por ejemplo, que si duerme un número seguido de noches solo en su cama le daréis un pequeño premio pactado entre todos, como ir al cine, decorar su habitación con un póster elegido por él, retrasar diez minutos la hora de acostarse, etc.