Hoy día, vivimos en un momento y en una sociedad en el que la prisa, el estrés y el consumismo marcan nuestras vidas. Ambos padres trabajan, por lo que conciliar la vida laboral y familiar se convierte en una ardua tarea. Cuantas veces no repetimos al acabar el día…me han faltado horas y muchas veces no actuamos de la forma más correcta pues estamos saturados o cansados.
Esta falta de tiempo hace que muchas veces no podamos estar con nuestros hijos todo lo que nos gustaría o dedicarles la atención y dedicación que ellos requieren y sin darnos cuenta tratamos de cubrir esos vacios con cosas materiales pero no solo lo hacemos por este motivo, si no porque muchas veces nos sentimos culpable por ello y lo solventamos de la forma más practica que tenemos a mano, regalar, premiar, no decir No a nada…
Premiamos constantemente a nuestros hijos, “ si te portas bien…” te compro un juguete, si nos vamos a hacer la compra siempre sale con algo, si no lloras, a la vuelta te traigo… y acaban teniendo una habitación llena de juquetes que no hacen caso, por lo que ellos acaban interiorizando esta especie de chantaje y en cuanto te descuidas ya te están pidiendo algo a cambio de “portarse bien”, ¿si no lloro que me das? y claro, nosotros padres culpables y sin tiempo acabamos sometidos y pensando que sin regalito ya no lo vamos a conseguir.
Debido a mi reciente maternidad, hay una frase que he empezado a oir constantemente “disfruta que pasa muy rápido” y cuanta razón tienen. El tiempo que no pasas con tus seres queridos, ya no volverá, es por ello por lo que en nuestro día a día debemos organizarnos, de tal manera que busquemos un rato ya sea mucho o poco para disfrutarlo con ellos, no importa tanto el tiempo, como la calidad del mismo y en vez de premiarlos con cosas materiales premiarlos con ratitos con los papas, hacer la colada juntos, preparar la cena, bañarnos juntos o contarles un cuento tranquilamente en el sofá, sin tele, sin móviles, seguro que les encanta y favoreceremos de este modo nuestros vinculos afectivos, mejoramos el clima familiar, liberamos estrés y aprendemos mutuamente. No siempre el premio material es lo que mas les gusta, a ellos, les encanta hacer cosas con nosotros, una tarde de cine, un circuito divertido en casa o una fiesta de disfraces con los papis seguro que es un “chantaje” mucho mas apetecible y convertirlo en una rutina diaria es el mejor premio.
En definitiva , el beneficio es mutuo ,el disfrute de esta relación es algo que ningún padre ni madre debería perderse. Los pequeños crecen y lo hacen muy deprisa y determinados momentos y experiencias no vuelven, solo se es niño una vez y adulto toda la vida.
Bea Bañon Ortega
Educadora de la CEI Hormiguitas
Fuentes: www.luciamipediatra.es